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Atrás María Rosario Tomasena: "En esta prueba he llegado al límite de mis capacidades dando el 100%"
08·09·2023
Txaro Tomasena, urnietarra de 77 años, ha hecho historia convirtiéndose en la persona de mayor edad que ha nadado el Estrecho de Gibraltar con neopreno. Tardó 6 horas y 23 minutos en completar el recorrido. De esta manera ha ampliado su larga lista de logros. Además, llevó a cabo la hazaña tras sufrir una caída días antes y realizando la mitad de la travesía en condiciones que no están permitidas.
¿Cómo viviste la travesía?
Te dan 10 días para hacer la travesía y tiene que haber unas determinadas condiciones para poder empezar la prueba. Si la velocidad del viento supera los 10 nudos no permiten nadar. También es muy importante de dónde viene el viento. Si viene del Mediterráneo hacia el Atlántico está prohibido nadar. Yo tenía de margen del 15 al 25 de julio y nadé el 18 porque pensaban que se iban a cumplir esas condiciones, pero me pasó de todo: corrientes, el viento subió hasta 10 nudos... hice la mitad de la prueba en condiciones que no están permitidas. La experiencia ha sido tremenda.
Tiene mucho mérito el logro y en esas condiciones aún más.
Mucho más. A mí me preguntan cómo estoy y respondo que estoy en el cielo. Yo sabía que iba a ser difícil, pero haber superado este tipo de condiciones es muy satisfactorio. Además, días antes había sufrido una caída.
¿Qué te pasó?
Cuatro días antes de ir a Tarifa, cuando estaba de vuelta del entrenamiento quitándome el neopreno me caí y me di un golpe tremendo contra la puerta y la calefacción. Se me puso la mano hinchada y muy negra. Fui a urgencias, me hicieron placas y al menos no me había roto nada. Al día siguiente fui a Vitoria a la consulta del equipo de Mikel Sánchez. Allí también me hicieron un montón de pruebas y se vio que solo era un gran golpe que me producía mucho dolor. En esos 3 días previos al viaje recibí tratamiento y conseguí poder realizar el movimiento que hay que hacer en la natación.
¿Cuál fue el momento más duro de la prueba?
La última media hora fue la más dura. Hay que hacer la prueba rápido, porque si no llevas la velocidad de 3.000 metros por hora no puedes llegar al otro lado, porque las corrientes te comen, sobre todo las costeras. Las subidas y bajadas de la mar se producen de 6 a 6 horas. Tú sales en el momento en que la marea es propicia y tienes 6 horas para hacer el recorrido. En esta prueba he llegado al límite de mis capacidades dando el 100%.
Tú superaste ese límite de 6 horas.
Cuando llevaba 5 horas y 50 minutos estaba a 100 metros. Yo nadaba y nadaba, pero no conseguía llegar por la corriente, que me empujaba hacia el Mediterráneo. Como no podía avanzar me desviaron a la segunda punta recorriendo otros 1,1 kilómetros más. Al final llegué con mucho esfuerzo y gracias a los ánimos de la entrenadora.
Después de un esfuerzo así llegarías exhausta.
En mi vida había hecho un trabajo tan intenso durante tantos minutos seguidos. En la montaña también he vivido momentos límite, pero de 2, 3 o 4 minutos. En Gibraltar, sin embargo, el tiempo crítico fue más largo. Toqué el suelo en Dalia Morru y empecé a vomitar enseguida.
¿Se te pasaron muchas cosas por la cabeza a lo largo del recorrido?
Estuve muy entretenida durante todo el recorrido. Tuve en contra las corrientes del mar desde el principio. Tenía la sensación de ser un salmón entre las olas, hice la travesía con 49 kilos. Con todos los problemas que surgieron y con las situaciones que tuve que superar estuve muy entretenida. Paré a mitad de prueba para ver que iba bien, pero por lo demás fui sin comer ni beber practicamente nada porque para terminar la prueba era imprescindible aprovechar el tiempo.
Para llevar a cabo un reto de semejante envergadura habrá una preparación muy dura detrás, ¿no?
He estado 9 meses preparándome solo para eso. Yo participo en diferentes pruebas y triatlones, pero esto requería un entrenamiento especial. Estos entrenamientos han sido extraordinarios por su dureza y exigencia. Entrenaba 6 días a la semana trabajando las siguientes capacidades: fuerza, resistencia, velocidad y capacidades en el mar.
¿Qué tipo de entrenamientos realizabas?
Yo normalmente entrenaba 3.000 metros al día y poco a poco empecé a subir. En febrero nadaba 5.000 metros cada día. Hacía 30 kilómetros a la semana y al valorar el trabajo que había hecho mi entrenadora me decía que iba bien. En el mar empecé el 1 de junio porque también hay que adaptar el cuerpo a la temperatura del lugar. Y ahí pasaba horas en el mar sin reparar en la distancia, entre tres y cuatro horas.
El logro ha tenido una gran repercusión.
Me han hecho muchas entrevistas, pero lo que más ilusión me ha hecho ha sido la llamada recibida desde el Ayuntamiento de Santurtzi. Me propusieron hacer una charla en su sala de cultura para invitar a la población mayor y hablar sobre la actitud de un deportista de edad avanzada. Iré muy a gusto. Para conseguir las cosas hay que superar los obstáculos y ahí está la clave, encontrar la solución a los problemas que surgen.
¿Te habrán dado algún recuerdo, verdad?
Me dieron el título y un mapa. El mapa es muy bonito, ya que muestra gráficamente todo mi recorrido.
Siendo una mujer a la que le gustan los retos seguro que tienes algo en mente.
Entre Lanzarote y Fuerteventura hay una travesía llamada La Bocaina, de 15 kilómetros, y eso es lo que haré en octubre del año siguiente. Estoy hablando con el director de La Bocaina para participar. Así que empezaré a entrenar de cara a ese objetivo en septiembre.