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Atrás Donar sangre, un gesto tan pequeño como importante que puede ayudar a muchas personas
17·01·2025
Han pasado 40 años desde que se pusiera en marcha la delegación de Urnieta de la Asociación de Donantes de Sangre. Desde sus inicios hasta ahora, Izaskun Miner y Manoli Sorondo trabajan como voluntarias, realizando una gran aportación a esta tarea tan necesaria.
Ambas valoran positivamente su trayectoria, reconocen que "lo hacemos a gusto" y además "la gente también agradece lo que hacemos". Echando la mirada atrás, recuerdan perfectamente cómo se dieron los primeros pasos: "Por aquel entonces Martiarena estaba de alcalde y Isidro Fernández era uno de los concejales. Ambos eran donantes de sangre. Además, Manoli conocía al entonces presidente” expresa Miner. "Mikel Urreta era el presidente", concreta Sorondo, y añade que le dijo que en Urnieta también tenían que organizar algo, ya que en aquella época no había posibilidad de donar sangre en el propio municipio, tal y como sucedía en otras muchas localidades.
Así las cosas, se convocó una reunión y "nosotras acudimos a través del Ayuntamiento. Nos animaron a crear el grupo diciendo que íbamos a contar con el apoyo del consistorio. Nos dijeron desde el principio que pusiéramos bocadillos y buen vino, que el ayuntamiento asumiría el coste y nos han ayudado mucho durante todos estos años" explican. Javier López se puso como delegado y Pilar Iriondo y Gloria Etxaniz también estaban en el equipo en aquel primer momento. Con el tiempo lo dejaron y han sido ellas dos las que han seguido, junto con la colaboración de otras personas.
Indican que el funcionamiento ha cambiado mucho, ya que los recursos de entonces eran otros: "Como Pilar era secretaria en la ikastola, hablaba con los profesores para hacer carteles con los niños, y eran esos carteles los que poníamos. Los avisos también se hacían principalmente a mano y también por teléfono. Ahora todo es más fácil".
El lugar también ha variado. Durante muchos años las sesiones de donación de sangre se desarrollaban en el hogar del jubilado, y ahora, las citas son cada dos meses en el Gazteleku: "Estamos muy a gusto en el Gazteleku, es el lugar ideal. Allí también disponemos de la cocina para preparar bocadillos y lo gestionamos fenomenal. En la planta de arriba suelen estar la enfermera y el médico y abajo se hacen las extracciones de sangre".
Preguntados por la fama que tienen los bocadillos, reconocen que la gente los come a gusto: "Hacemos lomo y tortilla al momento, con buen producto. También ponemos café. Tenemos una especie de bar ja, ja, ja. Un día le preguntamos a un donante de sangre qué bocadillo quería y nos dijo que primero uno y luego otro ja, ja, ja". Sorondo es la responsable de la cocina y Miner por su parte, se encarga de llevar los productos. Subrayan que también cuentan con la colaboración de Santiaga y María Eugenia.
Generosidad
Donar sangre es un pequeño gesto, pero que puede ayudar a muchas personas: "La sangre no se puede fabricar y no se puede comprar. Es un acto generoso que tiene que salir de uno mismo. Se utiliza para combatir cada vez más enfermedades y es muy importante ayudar" explican. En este sentido han recordado un ejemplo: "En una reunión el presidente nos dijo que había una persona que tenía puesto el día para ser operado, pero al no haber el tipo de sangre que necesitaba, tuvieron que posponerlo. Aquella persona debió de decir que cómo era posible eso y cuando le preguntaron si él donaba sangre, contestó que no. Hay que pensar en los demás y actuar con generosidad". Ahora, además, las reservas de sangre de Euskadi están bajo mínimos
Preguntadas sobre el movimiento que hay en Urnieta cuentan que son unas 40 personas las que acuden a cada cita, pero remarcan que nunca es suficiente. En este sentido, animan a probar a las personas que aún no han dado el paso y bromean con que al final van a poder comer un delicioso bocadillo.
En cuanto a los requisitos que hay que cumplir para poder donar sangre, explican que deben ser, sobre todo, personas de entre 18 y 65 años, que pesen al menos 50 kilos. Además, detallan que, al realizarse análisis en profundidad, también sirve para detectar enfermedades. Dicen que ha habido casos en los que a alguna persona que ha ido a donar sangre le han comunicado alguna enfermedad que no conocía. Estas comunicaciones se realizan de forma privada.
Respecto al perfil de los donantes de sangre de Urnieta, cuentan que en general, son personas de entre 40 y 50 años, normalmente repiten, y mayoritariamente varones, ya que "las mujeres lo tienen más difícil debido a la menstruación, embarazos y otras cosas".
Agradecimiento
Por otra parte, para agradecer la disposición de la gente, señalan que se hace un reconocimiento a los que vienen de forma continuada. Se les dan recordatorios cuando hacen un cierto número de donaciones de sangre, entre las que destacan a Manuel Mayoz, que ha donado 156 veces, una cifra impresionante.
Tras haber repasado todos estos años de voluntariado y preguntadas por el futuro, Sorondo dice que a los 80 años le ha llegado el momento de ir finalizando este ciclo: "Yo creo que tengo que retirarme y quedarme como comodín, estando dispuesta a ayudar en caso de necesidad en un día concreto". Miner, en cambio, todavía tiene la voluntad de seguir trabajando mientras pueda.